
¡Bienvenido!
¡Bienvenido!
Cien días después de la tormenta, no vino la calma. Cien noches de pensamientos, cien amaneceres en soledad.
Me gusta despertar y ver el rastro de la fugaz lluvia que corrió por la noche...
No eras la mujer indicada, porque la realidad es que este amor no fue correspondido y las miradas no indicaban nada.
Paz siempre estuvo en una guerra constante consigo misma, hasta el día que se cumplió lo que tantas veces había pedido, y se arrepintió.
¡Vi un dragón surcando el cielo, lo juro! Y fue verdad...
Amanda era una chica que creía ser libre, sin saber que en realidad era esclava de su soledad y de su pasado mal superado.