
¡Bienvenido!
¡Bienvenido!
¿Quién soy? me pregunto
Aquí estoy, con el corazón temblando, rugiendo, esperando.
Soy una isla, una isla desierta...
Me gustabas cuando eras tú, cuando eras viento y libertad y eras huella que iniciaba sendero.
No hace mucho que en ocasiones ha estado llorando, pero hacía emasiado tiempo que no sentía sus lagrimas caer sobre su piel.
Cien días después de la tormenta, no vino la calma. Cien noches de pensamientos, cien amaneceres en soledad.